sábado, 3 de agosto de 2013

Un siglo y un año

DOÑANA
Un siglo y un año han pasado desde tu primera mirada a este mundo, desde entonces has luchado fuertemente, sólo tu amplia memoria puede relatarnos eso. ¿Por cuántas cosas has pasado? ¿Qué esperabas de esta vida? ... tus relatos son fiel evidencia de que la experiencia es lo esencial de la vida, los recuerdos, lo vivido. Pocos te valoran por eso, creen que eres una novedad, un caso extraño que merece relatarse en el periódico, pero nadie se detiene a preguntarme cómo te sientes. Tu tono de voz dulce me enternece, por alguna razón, me lleva a un lugar cuando pequeña, me ofrece seguridad, tus palabras son  suave melodía, sabiduría en estado puro.

En un siglo y un año muchas arrugas han adornado la hermosura de tu rostro, seguramente detrás de ellas hay muchas historias que contar, una dicha para quien las pueda oír. Esos ojos azules que embellecen tu cara han visto lo que nadie jamás podrá ver; tu corazón ha soportado como todo un valiente los golpes de la muerte, fría e invisible, no te ha privado de ese dolor, sin embargo, has salido airosa, a ella no le temes.

Un siglo y un año de duros caminos que has transitado con tu propio esfuerzo, eres ejemplo de constancia, lo que tú has aprendido no puede ser comparable con ninguna carrera o posgrado, eres enorme, tanto que a muchos le eres ininteligible. Doña, como muchos te llaman, me hubiese gustado tener mejor posibilidades y atenciones para ti, sé que no leerás esto, que no responderás a mis preguntas, pero sé que te sientes plena, fuerte aún, quisiera tener todo eso, regálame un poco de constancia que estos últimos días me ha fallado un poco; contágiame de tu optimismo para poder decir como tú que "Nada es imposible".

Sólo quería decirte, ¡feliz cumpleaños! y espero verte pronto para recostarme sobre tu regazo y relates, una vez más, el día de mi nacimiento. 

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