martes, 23 de julio de 2013

Esa realidad que persiste

Desde este pequeño edificio que apenas tiene 9 pisos hay dos realidades, quizás una tercera. Los habitantes temporales de aquel edificio viven la realidad engañosa, disfrazada de felicidad, sumidos en una profunda conformidad con la limosna que llega cada dos semanas; ellos no saben el verdadero significado de la riqueza, ignoran que el espíritu y la mente también se alimentan y que el tesoro que estos aguardan es inconmensurable. El otro grupo de habitantes, mucho más pequeño, conforma la gran élite, la diminuta tiranía disfrazada de reino. La verdad es que no son más que un parapeto autoritario. Ambos grupos conviven diariamente para administrar una pequeña porción de país. Los días pasan y el pequeño grupo es antítesis de lo que profesa, el primer grupo es inconsciente de ello y vive engañado. Es la representación criolla de una que otra escena orweliana, (cosa que asusta un poco) pero que se olvida fácilmente. Ya han pasado 3 años, el big brother de turno es una bestia, una mujer deforme cuyo tono de voz atemoriza hasta al más valiente. Sin embargo, no todo es desdicha, tengo la certeza que las esperanzas adormecidas esperan el momento correcto para levantarse. Mientras tanto miro ese espejo que me enseña esa breve muestra de país.

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