jueves, 8 de agosto de 2013

La ciudad fantasma

Esta ciudad habita en mi mente, en un recuerdo. Es un lugar privilegiado de mi memoria que únicamente evoca nostalgias, sé que en el fondo ya no existes que tu tiempo ya expiró, sin embargo continúo pensandote cada segundo de mi vida, eres mi punto de referencia obligado. Me brindaste el paisaje de mis primeros años de conciencia, el terreno donde sembre las raíces que aún se adhieren a tu cuerpo. Nadie entiende este sentimiento, es intransferible y al exponerlo suena a canción repetida, a más de lo mismo; para mí eres mucho más que eso. La ciudad fantasma es un abismo que divide mi experiencia de vida en dos, inevitablemente lo tengo que referir a quien no me conoce. En la ciudad fantasma el cielo y la llanura parecen ser uno solo, la sensación de amplitud y tranquilidad es incomparable, esa es la ciudad que vive en mi memoria. Por otro lado, subsiste la ciudad real que es una desconocida para mí, yo me quedé en el pasado, en un tiempo remoto que lamentablemente no se repetirá jamás. En la ciudad fantasma también se quedaron los habitantes fantasmas que igualmente pertenecen al reino de mi memoria. ¿Me recordarán como yo a ellos?, no lo creo, me gustaría pensar que sí. 

En la ciudad fantasma dejé cuestiones inconclusas, cosas que pudieron ser, no sé si buenas o malas pero sucesos potencialmente importantes para mí. Al abandonarte adquirí una condición que me acompañará toda la vida, la de eterna errante, insatisfecha por cualquier espacio que no seas tú. No todo ha sido tan malo, te confieso, personas y sucesos maravillosos acontecieron en tu ausencia. Eres como el mal amante que no deja ser feliz al otro desde la distancia.

Inevitablemente el mundo sigue girando, debemos continuar pese a cualquier dolor, vivo con uno desde mi partida, tus habitantes no saben apreciar tu imponente belleza, muchos dicen que estás muriendo. Te han ultrajado tantas veces que ahora quedan vestigios de tu hermosura. Te quiero agradecer por acobijar a mis padres  como si fueran tuyos; desde la nostalgia te admiro, el desplazamiento me hizo quererte aún más. Gracias por ser el terreno fertil que aún abriga mis semillas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario